martes, noviembre 28

Otra razón más...

Unos que no quieren agua y otros que ya no saben qué es...

Creo que no es un secreto para nada, debido a los diferentes post que he publicado a lo largo del año, empezando por uno de los inaugurales, que en mi casa si tenemos agua 5 días al mes es demasiado. El problema ha ido agravando cada vez más y más, hasta el punto en que en unas dos semanas no hemos tenido agua más de un día que llega. Es bastante molesto, pero mucho más enervante es que la compañía de agua del Estado se no se hace responsable de lo que sucede. Mi madre, que es asidua reclamando y llamando a Hidrolara, consiguió un contacto que por una semana resultó de maravilla. Tuvimos agua y con eso la gloria. Pero nada es perfecto, mucho menos en este gobierno. El hombre tan amable aquellos días, ahora no quiere responder el teléfono, lo apaga y se oculta de cualquier reclamo, que a fin de cuentas, ya no es eso sino llamadas de auxilio. Pues bien, luego de varios días sin recibir el servicio ayer llegó el agua, hoy se fue. El hombre desaparecido llegó ayer a la urbanización donde vivimos y le comentó al vigilante “que bueno que ya les llega el agua, tenía más de cinco días sin que les llegara”. Y otro que le acompañaba dijo: “No siempre el agua es sólo para los ricos”. Este es el país que estamos construyendo, estas son las personas que trabajan administrando servicios básicos para la vida. Con razones como esas, no nos extraña que la falta de agua no sea una cuestión de tubos rotos, botes aquí o allá, sino de rencor y envidia de una vida que los llamados “ricos” se han sabido sudar. Cómo si el agua la regalaran…

lunes, noviembre 27

Para dar lástima...


Ojeras, palidez, cara demacrada, ojos caídos, labios que han perdido su rosado natural, sensación de cansancio físico y mental todo el tiempo, pérdida del apetito, insomnio, desgano, apatía, obstinación, irritabilidad al 99.9%, alergia a la metodología, pérdida de peso, sueño sin descanso… Usted tiene, sin duda… TMT (Todo Menos Tesis). Ese es el aspecto de mi persona en las últimas semanas. Unos días mejor, otros peor. Por fortuna no dejo de estar alegre. Como le decía a Marcel, menos mal que la alegría no es un sentimiento o estado de ánimo y nada más. Pero sí, así me pueden conseguir estos últimos días. Para rematar me dio un gripón de mil demonios… No dudo que todo se debe al bendito trabajo de grado y a la universidad, por eso me descargué en el post anterior. Admito que a mí me encanta el tener no mil, sino tres mil cosas que hacer, y el hecho de enfermarme me hace sentir terrible. Me enfermo más por saber que tengo dejar de hacer todo lo que hago, por “descansar” una gripe. Lo se, es una locura… -Y este fin de semana fue el acabose… El domingo llegué a parecer una muerta, la cara pálida y los labios secos. Creo que, forzosamente voy a tener que descansar. ¿Cuándo se ha visto semejante cosa? Quisiera ser –en este caso- de esos comodones que no tienen responsabilidad… sólo porque necesito curarme. Aunque… pensándolo bien, prefiero tener aspecto de Morticia (ahora con el cabello negro) y seguir haciendo lo que toque…

Pensando en TG

Confusion (acrylic painting)
Laurel Williams
Esto del trabajo de grado tiene a más de uno por aquí a punta de reflexión.
Particularmente, de acuerdo a mi situación y a la de muchos de is compañeros opino:
El trabajo de grado en sí no es una mala idea, lo que no funciona es el modo en como quieren que lo hagamos. Por una parte destacan la importancia de este trabajo y sí, no cabe duda, es mucho más complicado y elaborado que cualquier otro. De hecho, para quien está acostumbrado a investigar, estudiar, leer, analizar y practicar la critica como método de aprendizaje, resulta sumamente sencillo elaborar el fulano TG. Pero resulta que un trabajo de semejante categoría y exigencia NO puede elaborarse como es debido con siete materias que exigen –según el nivel de exigencia que cada quien se aplique, claro…- la misma dedicación. O me dedico a estudiar diseño de revistas como es debido, o me dedico a elaborar un proyecto comunitario como es debido, o me dedico a estudiar el fotoperiodismo como es debido, o me dedico al trabajo de grado como es debido. Algo pasa… Algo que no está bien, porque tantas personas juntas no pueden enfermarse y rechazar un trabajo al que, de verdad se le tiene aprecio, sin ninguna razón que justifique. El trabajo de grado es como un hijo. Es un hijo. Me parece lamentable que se le quiera dar tanta importancia en la teoría, cuando a la hora de trabajar prácticamente es imposible con tanta carga académica. Y lo peor es que esto es lo que hay, porque ni soñar con que habría un cambio de pensum porque unos cuantos estemos así. ¿Cuántos no habrán pasado por lo mismo? Podríamos hacer una diferencia si planteáramos este problema y las consecuencias que supone, no sólo para la salud mental y física de las personas (no exagero), sino para el coste del aprendizaje… ¿Cómo quieren que construyamos un marco teórico en unas dos semanas? Me ha pasado por etapas, y veo que muchos de mis compañeros están igual, otros lo han estado y no me cabe duda de que otros lo estarán. Hacen que se le pierda el cariño a lo que se supone es el trabajo más importante de todos, al que nos titulará profesionalmente Comunicadores Sociales. Dicen y dicen, y el burro hace y hace sin remedio. Es una lástima que las cosas sean así y no se considere que podrían ser mucho mejor. Debería existir una cátedra llamada apertura al diálogo.

domingo, noviembre 26

Tengo que...

No me gusta quejarme, pero ante las injusticias sociales es una irresponsabilidad quedarse callado y sobre todo un lujo que no debemos darnos. Lujo que de paso, no necesitamos. En este sentido, corríjome… necesito reclamar lo que es justo, que no es lo mismo que decir ¡necesito quejarme!

No se ustedes, pero yo estoy harta de que el sistema educativo consista en una interminable elaboración de trabajos, ensayos, investigaciones, lea aquí, cómase este cuento allá, vaya a Internet, haga, busqué y si de verdad es de los que se preocupan por aprender más allá de lo que –pobremente- se ofrece, acostúmbrese a enfermarse, a no dormir, a estudiar por sí solo, a decir que tiene un profesor en el aula, como para no faltar el respeto y decir otra cosa.

Por supuesto, no es una generalidad, pero es lo que ocurre en un 90% de los casos (así lo estimo). Las universidades, los colegios y escuelas, las instituciones técnicas, públicas y privadas, hoy en día no son más que empresas, industrias de títulos. Las horas de clase son como por cumplir un horario, el trabajo del profesor se reduce y el del alumno se triplifica. ¡Qué chevere!. Y si vamos a la raíz de esto, van bien, porque eso es lo que hoy se quiere, un título, una certificación y una apariencia que permita decir con cierto grado de legalidad “soy un profesional”.

Los profesores del colegio, por lo general se convierten en unas máquinas de decir “haga” y no enseñan, ni siquiera a hacer… Luego llega la persona a la universidad o institución técnica, y sucede que no saben hacer nada, cuando mucho han adquirido destrezas para investigar, analizar y otras cuestiones como puntualidad, responsabilidad, etc.

El profesor universitario se queja de que los alumnos no saben escribir, leer, analizar… y estos por lo regular no tienen la culpa. Entonces, “el profe” ve que la gente no está lista para lo que se supone debe afrontar en el estudio de una carrera profesional y, en vez de fajarse en ayudar a que esto mejore y tratar de reparar el daño causado, o llenar el vacío que se ha dejado, muchas veces se conforma con seguir los mismos métodos mediocres. No me importa si suena fuerte.

Estamos mal acostumbrados a que nos digan las cosas con flores y dulces notas musicales. La gente ya no tiene carácter y no soporta que le hablen con el mismo. Existe un punto en el cual los respetos humanos tienen que mandarse al carrizo: cuando está en juego algo cuyo valor trasciende el querer subjetivo y egoísta que frecuentemente conduce nuestras acciones. Esto no quiere decir se deba hacer uso de un lenguaje ofensivo todo el tiempo. Además, una cosa es la ofensiva y otra la contundencia. Hay que saber jugar con la transigencia y la intransigencia para así dejar y no dejar justamente.

Podría callarme todas estas cosas porque alguien vendría a decir que soy una exagerada (como ya ha pasado), pero el daño se haría si me guardara para mí esto que digo. Volviendo a los profesores… Muchas veces prefieren esconderse bajo el disfraz de “facilitadores”, porque sí, ciertamente no tienen un título de educadores, pero aún así se supone que deben asumir de la manera más coherente y responsable la actividad de educar. ¿O es que acaso son sólo adiestradores? Existe una gran diferencia entre educar, enseñar y adiestrar.

Particularmente, pienso que las universidades deben tomarse con mayor seriedad la educación y el servicio que prestan a la humanidad, porque decir a la “sociedad” es volver al mismo reduccionismo de responsabilidades que han impulsado reacciones como estas a lo largo de la historia, lamentablemente, no tan seguido en Venezuela. Me refiero a que el concepto de sociedad como grupo de personas que convienen lo que les parece, ha sido el perfecto sustituto del sentido humano de la vida social. Nos encanta todo light. (¿Me supe explicar?).

Con lo poco que se de ellos, me atrevo a decir: ¡cómo quisiera que Andrés Bello y Mariano Picon Salas vivieran en esta Venezuela del siglo XXI!. ¡Qué cosas dirían! - La educación en la Universidad se está apartando tanto de su esencia, que el sentido académico está casi perdido.

Es lamentable saber que hasta esta institución, patrimonio de la humanidad entera ha caído en las redes de la corrupción. Cada vez nos alejamos más de ese modelo que le da sentido a la vida universitaria. El constante estrés de hacer y hacer, sin saber qué hacemos, no deja espacio para la discusión en el aula guiada por los profesores -que por alguna razón han dejado de llamarse maestros (piense usted...)- y el florecimiento del espíritu crítico que los universitarios están llamados a desarrollar. Nos estamos empobreciendo, por eso es que callar esta verdad es un lujo que –para ir contracorriente- no podemos darnos.

Me cuesta aceptar que a casi nadie le molesta que no nos están enseñado a pensar. Nos estamos convirtiendo en unos títeres manejados por quienes menos conocen esta práctica. Y para terminar de ser políticamente incorrectos, vamos a entender de una vez por todas que la peor enfermedad de estos tiempos es el "autismo social" (Alejandro Llano) en el que vive o mejor dicho muere nuestra sociedad. Y no olvidemos el par de cerezas que adornan la torta: globalización y sociedad de la información.

miércoles, noviembre 22

Detesto titular...

Como decía en una respuesta a un comentario…
Estamos diseñados para amar. Y no precisamente es porque yo lo diga o porque sea yo quien se haya dado cuenta. Indiferentemente, esté o no esté el “yo” o el “tú” en cualquier oración que busque manifestar nuestra naturaleza, seguimos estando hechos para lo mismo. Así pues, no digan que se los dije, ni tampoco que no.
Un cierto día nos dimos cuenta. ¿Dónde está ese paraíso?...
Apreciemos, pues, el silencio que nos habla por dentro, apartémonos de la bulla y la algarabía que no nos deja ser. Pasamos la vida buscando héroes y jugando a ser heroínas, recorremos el camino solitariamente y por inercia, dejamos que nos digan qué hacer y cómo hacerlo, abandonamos lo que más anhelamos, porque estamos dormidos. Soñamos despiertos en vez de despertar en medio de un sueño, que más que lejos está cerca, nos trasciende, es real. ¿Cuándo comenzamos a vivir?
Cuando la vida nos toma por sorpresa, que es casi siempre, nos damos cuenta de que formamos parte de un orden al cual estamos libremente sujetos, pero pocas veces conscientes de su razón de ser…
Razón de ser… Causa primera o como lo llamó Tomás de Aquino, motor inmóvil, ser incausado. ¿Quién puede darse la vida a sí mismo?
Esforcémonos por ser inteligentes, por desarrollar las capacidades que más nos caracterizan y diferencian. No luchemos. Rindámonos ante lo que es como es, seamos obedientes, sin dejar de pensar y cuestionarnos en todo momento y lugar. Estamos hechos para las dudas, las preguntas, las marañas de líos, las lagunas mentales y la perdición. Estamos diseñados para perdernos en un cosmos infinito y avasallantemente perfecto, un cosmos que nos dice a gritos: piérdete, hazlo… siempre y cuando no renuncies a ti mismo, a tu encuentro, al yo que no hay sólo en ti, porque no eres tú quien dio tu vida. Si quieres vivir sólo, ve… anda… inténtalo, a duras penas, en un mar de aguas negras. No te entregues porque sí, hazlo porque te provoca. No renuncies porque sí, hazlo porque quieres.
Nos pasamos la vida cuestionando todo alrededor y olvidamos –casi intencionalmente- cuestionarnos a nosotros mismos. Yo… Tú… De adentro hacia fuera está la diferencia, en medio de los dos, la causa, la razón de ser, el motor que todo lo mueve.
No en vano ya se ha dicho que el amor lo puede todo. ¿Por qué nos negamos a él?
Amo el silencio que es fuente de vida interior. Agonizando por fuera, purificando por dentro.

martes, noviembre 21

eco analógico

Nosotros los humanos, de vez en cuando tenemos (buena) razón...
Cuando así sea, no dudemos en secundarla sin importar de quien venga. A fin de cuentas la verdad cae por su propio peso y sin que nadie le diga nada, se libera solita de aquel que no se hace en ella.- Hago eco de una de esas veces...

David Bravo, abogado y miembro del OSR, al igual que Tote King.
TEMA: EUFEMISMOS Y EXAGERACIONES
Grabado en una conferencia en Granada el día 23/03/06
[La primera de estas mentiras es el propio nombre: piratería. Es algo habitual en los medios de comunicación jugar con el lenguaje. Ustedes lo habrán visto, utilizan eufemismos para suavizar ciertos problemas graves, y utilizan también exageraciones para convertir en problemas graves lo que son realidades para nosotros inofensivas. Por ejemplo, en cuanto a los eufemismos, es habitual que ya no existan las guerras sino las intervenciones militares donde hay efectos colaterales, que son esos que saltan por los aires sin saber de qué va la cosa cada vez que hay una incursión aérea. ¿Es casi poético eh? Una incursión aérea. Ya no hay paro en el paradisíaco mundo del eufemismo, sino que hay tasa natural de desempleo. Ya no hay pobres, sino carentes, ya no hay ricos, sino que los hay pudientes. Políticamente correcto es como se llama al lenguaje que utilizan en los medios de comunicación, es como se llama en realidad al disfraz que usan las palabras para salir en televisión. En cuanto a esto de los eufemismos, es curioso porque cada vez que leo los periódicos me siento mucho menos preocupado por mis problemas, porque ahora sé que mi economía no se va al garete como pensaba, sino que simplemente está experimentando un crecimiento negativo, es decir que crece, pero que crece para abajo, crece en la dirección incorrecta. Y los ricos que me roban por el camino para que eso sea así, no son ladrones sino que son cleptómanos, que se enriquecieron por un golpe de suerte, que es como decir que se enriquecieron como por arte de magia. En cuanto a las exageraciones ocurre igual y tiene el mismo objeto, que es cambiar la percepción que tenemos de la realidad, y es ahí donde aparece en escena la palabra piratería. El hecho de que se establezca una equivalencia moral entre las personas que se descargan discos de música en Internet y las personas que asaltaban los barcos, mataban a la tripulación, la asesinaban, la saqueaban, la violaban algunos, los más viciosos... Eso obviamente no es una casualidad sino que lo que se pretende es que una palabra así, piratería, con tantas connotaciones negativas, ya te esté dando una pista de lo que debes pensar, porque es complicado enunciar una frase como "yo estoy a favor de la piratería" sin que suene a demencia senil]
Ojala invirtiéramos el mismo esfuerzo y la misma pasión en proclamar y defender el derecho a la vida, por ejemplo, y otras tantas verdades que necesitan ser dichas y más aún "vividas". Hacemos "lo que nos conviene" y somos egoístas, pensamos "lo que nos conviene" y somos estúpidamente vanidosos, creemos "lo que nos conviene" porque somos flojos y cómodos. Somos lo que queremos ser porque somos caprichosos y pocas veces nos damos cuenta de lo que nos conviene: ser lo que de verdad somos.

domingo, noviembre 19


¿Podría verme en la necesidad de pedir disculpas por lo que viene?
Sea lo que sea no lo voy a hacer, porque no hay razón para ello.

Hay muchas frases tipo “slogan” que la gente suele utilizar y con las cuales simplifican una serie de creencias, muchas veces más o menos estúpidas y sin sentido.- Repito: estúpidas… Cada cosa por su nombre.

“El perro es el mejor amigo del hombre”.
¿A quién carrizo y en qué momento se le habrá ocurrido esto?
No considero nada normal que una persona diga que su mejor amigo es un perro, de hecho, esa persona no sabe lo que es la amistad. Si lo que quiere significar es que ese animal o cualquier otro es un gran “acompañante”, bienvenido sea, pero de allí a categorizar la relación que se tiene con un ser que por naturaleza no es capaz de desarrollar la amistad, hay mucho trecho y falta de aprecio por las relaciones interpersonales.

“Aayyy, pobrecito el perrito, gatico, tortuga o lo que sea”… Ello sienten, ríen, llora, juegan comen, duermen y bla, bla, bla… podrán encantarnos, ser adorables, muy buenos acompañantes, pero jamás pueden ser amigos, a menos que el concepto de amistad se reduzca a una relación unipersonal, cosa que no es posible. Ni lo será. Es decir: NO, es NO.

Se enseña a los niños que los animales, en especial el perro es el mejor amigo del hombre y, aunque no me gustan mucho los perros (prefiero los gatos), no tengo nada en su contra. Lo que realmente no me cuadra es que una persona considere un animal como amigo, porque no lo puede ser, por mucho que lo quiera y crea que responde bien a una clase de relación que ha decidido llamar “amistad”. Quizá por eso -entre otras cosas- las personas solemos ser malos amigos.

¿Sabemos ser buenos amigos?
¿Qué tanto nos importa serlo?
¿Qué es la amistad?
¿Qué es un amigo?
- Ciertamente, no es un alcahuete, no es un acompañante y nada más, no es un adorno, no es una cosa que uso cuando me conviene, no es sustantivo y mucho menos es un perro.

viernes, noviembre 17

El Descartes que hay en todos

Diviértete y aprende con mi negro

Es divertido y sumamente interesante ver cómo la gente reacciona ante cosas que parecen raras. De hecho, no lo voy a negar... raras son.
Antes de ayer decidí pintarme el cabello de negro. Yo misma lo hice. Cometí la burrada de no colocarme guantes en el proceso (se me olvidó por completo). Efectivamente, las manos quedaron negras, bien negras. Ya se ha ido aligerando el tono, ahora parece gris y sólo se nota "bastante" en las uñas, especialmente en la cutícula que las bordea.
En este experimento -nada intencional- he podido descubrir algunas conductas:
1) Gente que te ve las mano, tratan de evitarlo, pero no pueden... Finalmente, ni siquiera preguntan qué pasó ahí...
2) Gente que ve las manos y te miran de forma tal que no hace falta que pregunten, la pregunta salta a la vista, literalmente.
3) Gente que ni siquiera mira las manos (lo que me llama la atención)
4) Gente que sabe lo que ocurrió y quieren ver siempre las manos, más aún que estés enseñándoselas siempre porque les causa gracia
5) Gente que le importa un comino las manos porque abiertamente reconocen que detestan el negro en cualquiera de sus presentaciones.
6) Gente que ven las manos una vez, te miran, se sonríen (con cara de corte) y se hacen los locos... (se parecen a los nro 1. excepto que miran una vez y ya no más)

En fin... nunca pensé que el negro fuese un color tan polémico.
Es más... nunca he sentido la negrura tan cercana como estos últimos días...

Ahora juguemos
*-*Construye una oración que contenga las palabras negro, polémico, negrura y últimos días. Puede ser una para cada palabra, una que contanga todas las palabras o una que sólo lleve algunas palabras (más de una). Por ejemplo:
1) Negro y polémico: Aristóbulo + tal cosa (este caso es una excepción porque Aristóbulo contiene en sí mismo ambas palabras)

Entonces... ¿vamo a juga?

jueves, noviembre 16

Talante y nada más...

No se mucho sobre fundamentalismo, he intentado estudiarlo, mas no se si realmente he logrado entenderlo. De cualquier manera, aquí voy…

El día de ayer fui invitada a un programa de TV regional para comentar sobre la tolerancia, a propósito de que hoy se celebra el Día Internacional de esta. Esta mañana asistí al lugar (hora de llegada: 6.30am -como para no dejar de decir que me costó una y parte de otra levantarme-). La idea era comentar un poco el manifiesto sobre los Principios de la Tolerancia hecho en 1995 por la UNESCO, además de hacer referencia al Grupo de Investigación Tolerancia de la Universidad Fermín Toro, que con todo y sus –nuestros- problemas, los dolores de cabeza que a veces produce y más (sin entrar en detalles), no deja de ser *mí querida casita de estudio*.

El hecho es que la entrevista fue bastante agradable, en especial porque no se quedó en el mero recuerdo de un día, un valor, una acción remarcable de una organización sin fines de lucro, etc… Afortunadamente, el moderador fue bastante crítico y profundo en sus observaciones y preguntas. De un momento a otro parecía que nos íbamos a ir de frente contra la política nacional, pero no… Nada que ver. Tanto el profesor que estuvo allí en representación del Grupo Tolerancia, como yo –participante del grupo- escapamos por el caminito viejo aintencionalmente.

A lo que vengo:
Un tema tan importante como el de la tolerancia, que sin duda comprende tantos aspectos de la persona humana en su condición más social e interpersonal, es imposible –por más que se quiera- de reducir a meras apreciaciones políticas, culturales, religiosas, raciales, etc… Claro está que se puede aplicar en una u otra instancia, pero siempre, en primer término habrá que reconocer que la tolerancia no viene encajonada en algún aspecto concreto de la persona humana, sino en toda ella, tal cual es.

Y para ir más allá:
Cualquier valor, cualquier virtud, resulta imperceptible e irreal si no se consuma en actos. De modo que la tolerancia como tal, es más en la practica que en la predicación, porque de lo contrario nos quedamos en puro fundamentalismo.

¿Y qué es eso?
A ver, a ver… no se fíen de mis ideas, sean críticos a partir de ellas.
Según lo que he percibido del fundamentalismo, no es más que apegarse fielmente a un marco teórico, que puede ser tanto producto de la fe como de la razón, con la leve o fuerte inclinación hacia lo que ese conjunto de ideas –vagas y poco consistentes- pretende sostener.

¿Qué dije? -sin subestimar a nadie-
Según algunas ideas recogidas, el fundamentalismo suele quedarse en las palabras como símbolos que, usualmente carecen de significado real. Es decir que termina por ser un nominalismo cualquiera, una mera convención de ideas en torno a una sólo palabra, por ejemplo. Llevado esto al contexto lingüístico es sumamente preocupante, pues el lenguaje es de por sí una de las características más importantes de la persona humana, y no sólo denota sino que connota. El apego -aparentemente- fiel de lo que las cosas son por cómo se llaman o se dicen, o mejor dicho, por cómo las cosas se dicen o se llaman, son… carece de sentido propio. Nada es por sí sólo, excepto Dios. El lenguaje tampoco lo es, pero si algo nos permite descubrir es que existe una realidad en la que convenimos cuando nos comunicamos, una verdad que escapa a mi yo y a tu yo, que está por encima y sobre la cual se desarrolla una conversación cualquiera.

Vamos con calma:
La realidad es actualidad, actualidad de acto puro, de aquello que es y está aquí y ahora. Por lo tanto, el lenguaje, las palabras en sí mismas encierran realidad y ésta, no es más que una prueba de la trascendencia con que todo se desarrolla. Trascendencia de trascender lo material, de superar los límites de lo convención simbólica, estimar lo inmaterial partiendo de lo obvio. Afortunadamente, las palabras por sí solas nos dicen algo verdadero sobre las cosas. Quizá el problema está cuando queremos tergiversar esa realidad que guardan, atribuyéndoles connotaciones que no cuajarán de ningún modo, porque ellas no se dejan.

Esto es:
El fundamentalismo se apega a la palabra y su significado, pero parece dejar a un lado el aspecto real de las mismas, el cual no se alcanza a punta de sofismos, sino de reflexión y ésta, naturalmente, pone de manifiesto la trascendencia. Así pues, la recia fidelidad que parece caracterizar a los fundamentalitas, que fácilmente podrían tacharse de fanático, intolerantes e irracionales, no es más que una especia de coraza que, además, carece de utilidad porque su uso y razón carece de todo sentido.

Por eso:
Hay que buscar. Buscar incansablemente el por qué de todas las cosas.
No dudo de que algo encontremos, más allá de las palabras, más allá de las ideas.
¿POR QuÉ? ¿POR QuÉ? POR QuÉ?
El mero fundamento sin razones trascendentales, no puede ser para la vida lo que el kilogramo es para el peso.-

Alguien dice:
Robert Spaemann,"¿Qué es el fundamentalismo?", Atlántida VII.92
¿Qué es un fundamentalista?
«Alguien que niega todo discurso, un fanático con el que no se puede hablar».
Ésta sería la definición crítica del fundamentalismo. Otra de carácter apologético diría quizá:
«Un hombre para el que algo es sagrado, y que no está dispuesto a negociarlo».
De este modo podemos dibujar los contornos del problema que en nuestra civilización se esconde tras el término fundamentalismo.
¿Qué tan sagrado? ¿Qué tan fundamental?
y yo agregaría: ¿qué tan real?...

miércoles, noviembre 15

Conocer e ignorarse

imagen tomada de "algo nuevo bajo el sol"
A propósito del comentario de Alivio Público en el post anterior.
¿Qué es la humildad?
Humildad es verdad
Es común escuchar a alguien diciendo que es humilde o refiriéndose a alguien con el mismo término, cuando carecen de recursos económicos. Creo que no existe algo más apartado de lo que es la humildad que ese idea tan vaga que, de hecho, no tiene nada que ver con ser humilde o no.
Usted o yo podríamos estar en banca rota y aún así ser la persona menos humilde de este mundo. O todo lo contrario.

Dicen los que saben y bien que lo han sabido… que la humildad no es más que la verdad. No esconder lo que hay, pero tampoco conformarse, deprimirse o glorificarse con eso. Si tengo, tengo, sino tengo, pues no y punto. Y no se trata sólo de bienes materiales, también de cuestiones menos cuantificables como la honestidad, la audacia, la inteligencia, la destreza y bla, bla, bla...

Básicamente, humilde es aquel que reconoce su pequeñez ante el mundo y más aún, ante Dios. Quien no cree en Dios, cosa rara y bastante cuestionable –puertas abiertas al debate del asunto en este blog…- mucho menos podrá reconocer su gran insignificancia. De hecho, grandeza e insignificancia o pequeñez no concuerdan… pero si lo pensamos un poco hallaremos que sí tiene sentido (no se los diré).

Otra cosa: humilde no es ocultar lo que se es, sino reconocerlo. La falsa humildad empieza precisamente por no conocerse uno mismo. Falsa porque carece de honestidad con el propio yo y por muy trillado que suene, por alguna razón esta frase se ha forjado como bandera de la humildad: nadie da lo que no tiene. Falsa modestia. Creemos tenerlo todo cuando en realidad todo es lo que nos falta. Creemos serlo todo cuando en realidad no somos nada.

Gústele a quien le guste, duélale a quien le duela, lo dijo Einstein, no lo digo yo… “Lo más incomprensible del universo es que sea comprensible […] Lo que yo veo en la naturaleza es una estructura magnífica que podemos comprender apenas imperfectamente, y eso debe llenar el pensamiento de una persona con un sentimiento de humildad. Este es un sentimiento genuinamente religioso y no tiene nada que ver con el misticismo”.

martes, noviembre 14

S.O.S.

Con tanto tiempo sin postear y cada vez menos que decir... No se si me siento más seca o irresponsable con el blog. Extraño esos días en los que posteaba dos y tres veces (por día). Hoy por hoy, no tengo tiempo que me sobre y el que tengo no lo quiero aprovechar en el blog. Supongo que es un síndrome que todo bloguero sufre alguna vez... y si no, pues lo patento.
¿La cura?, si la supiera ya hubiese posteado unas cuantas veces más...
Por ahora les comento que...
recientemente pensaba: si nuestra idea de "voy a comerme el mundo" estuviese un poco más relacionada con las ganas de salir y aprender cada día más de los demás, incluso de aquel que aparentemente no sabe nada o no tiene nada que enseñar, realmente nos devoraríamos no sólo el mundo, sino el universo. En cambio, resulta que la falta de humildad de la que todos padecemos indiscutiblemente, unos más que otros, pero nadie está exento de esto, hace que ese "noble" deseo corresponda a una actitud altanera, una aparente seguridad que nos puede dejar indefesos más que confiados.
Qué difícil es ser humilde.
Qué difícil es renunciar a nuestros gustos e ideas.
Qué difícil es reconocer nuestras faltas con sencillez.
Qué difícil es dejar a un lado el amor tan grande que guardamos para nosotros mismos.
Aún así, difícil, mucho o poco... no es directamente proporcional a imposible.
Sólo quiere decir que cuesta... más o menos.
Creo que son más victoriosos los que acumulen una serie de batallas libradas contra sí mismos. Porque somos nosotros quienes nos reprimimos de las mejores cosas de la vida, especialmente esclavizándonos con nuestros caprichos. Qué saboroso es olvidarse de uno mismo. Los invito a que lo intenten y ya verán como se ahorran unos cuantos rollos.
Y colorín colorao... este blog no se ha acabao...