Nosotros o ellos
Raramente leo algún texto que reflexione sobre el curso que sigue la humanidad. Están bien leer, hablar, escribir, pensar y en general, preocuparse por las cotidianidades. Sin embargo, a veces solemos –como parece ser la forma de comportamiento más normal del hombre desde hace siglos, por no decir que desde siempre-, ir de extremo a extremo: de lo exageradamente particular y cotidiano a lo inmensamente general, impreciso e inabarcable. Lo ideal sería no dejar la laguna una laguna en medio.
Como casi siempre me sucede, no se bien a qué viene esto y de seguro costará que alguien pueda entenderme, pues a mí misma me cuesta hacerlo, más aún explicarlo. El hecho es que leyendo por la red me conseguí con una frase pocas veces encontrada entre lecturas de aquí y allá, virtuales o en físico, de libros a revistas, de páginas web a periódicos... “La saturación informativa -diarios, televisiones, radio, Internet, el boca a boca- es el escenario ideal para los 'expertos' que saben poco o para que resurjan falsos rumores sobre...”.
Yo soy de esas personas que no pueden dejar de pensar, conocer más y más, qué hay detrás (porque siempre hay algo), pero veces me saturo de ese hábito y exploto. Vuelvo a la calma o al menos trato y busco hacer actividades que me regalen, me despejen y me hagan soltar un poco la maña de pensar –casi obsesivamente- en el por qué de todo. La cuestión es que voy exactamente como antes lo dije: de un extremo a otro, paseándome por miles de ideas que sin querer queriendo terminan atadas unas a otras, como un discurso de Chávez, pero menos pajuo, y así es como de lo particular me voy a lo general y viceversa.
Así que con una frase tan equis, muchas cosas he pensado. Ejemeplo: los mismos que nos informan nos desinforman o seremos los informados quienes, a estas alturas del partido, casi irresponsablemente, no tomamos las riendas del asunto. Si sabemos que nos inyectan veneno y antídoto por todas partes, cómo es que sigue ocurriendo el mismo proceso, cómo es que no nos hemos alzado contra esa hegemonía de los medios de comunicación “masivos”. (¡Cómo detesto es termino! “masivo”, como si nos convirtiéramos en una masa de harina y manteca, como si fuéramos todos: personas, individuos, seres particulares y sociales, una gran bola de algo).
Entonces, mi pregunta es: ¿nos desinforman o nos desinformamos?. Usted decide si quiere ser un parte de un gran bollo social o un ser pensante, único, inimitable y sobre todo, difícil e imposible de empaquetar con el sello "controlado" en el departamento de opinión pública. Piense por usted, decida por usted, búsquese en sus propias experiencias, enriquézcase de lo que otros viven, pero no deje de ser usted quien viva, piensa y decida sobre sí mismo. Tome el control, no se deje y ya me parezco a Carlos Fraga o al Pastor Rea.- Lo siento.
Como casi siempre me sucede, no se bien a qué viene esto y de seguro costará que alguien pueda entenderme, pues a mí misma me cuesta hacerlo, más aún explicarlo. El hecho es que leyendo por la red me conseguí con una frase pocas veces encontrada entre lecturas de aquí y allá, virtuales o en físico, de libros a revistas, de páginas web a periódicos... “La saturación informativa -diarios, televisiones, radio, Internet, el boca a boca- es el escenario ideal para los 'expertos' que saben poco o para que resurjan falsos rumores sobre...”.
Yo soy de esas personas que no pueden dejar de pensar, conocer más y más, qué hay detrás (porque siempre hay algo), pero veces me saturo de ese hábito y exploto. Vuelvo a la calma o al menos trato y busco hacer actividades que me regalen, me despejen y me hagan soltar un poco la maña de pensar –casi obsesivamente- en el por qué de todo. La cuestión es que voy exactamente como antes lo dije: de un extremo a otro, paseándome por miles de ideas que sin querer queriendo terminan atadas unas a otras, como un discurso de Chávez, pero menos pajuo, y así es como de lo particular me voy a lo general y viceversa.
Así que con una frase tan equis, muchas cosas he pensado. Ejemeplo: los mismos que nos informan nos desinforman o seremos los informados quienes, a estas alturas del partido, casi irresponsablemente, no tomamos las riendas del asunto. Si sabemos que nos inyectan veneno y antídoto por todas partes, cómo es que sigue ocurriendo el mismo proceso, cómo es que no nos hemos alzado contra esa hegemonía de los medios de comunicación “masivos”. (¡Cómo detesto es termino! “masivo”, como si nos convirtiéramos en una masa de harina y manteca, como si fuéramos todos: personas, individuos, seres particulares y sociales, una gran bola de algo).
Entonces, mi pregunta es: ¿nos desinforman o nos desinformamos?. Usted decide si quiere ser un parte de un gran bollo social o un ser pensante, único, inimitable y sobre todo, difícil e imposible de empaquetar con el sello "controlado" en el departamento de opinión pública. Piense por usted, decida por usted, búsquese en sus propias experiencias, enriquézcase de lo que otros viven, pero no deje de ser usted quien viva, piensa y decida sobre sí mismo. Tome el control, no se deje y ya me parezco a Carlos Fraga o al Pastor Rea.- Lo siento.