He pasado los últimos días metida de cabeza en temas de geopolítica, seguridad y defensa nacional, tácticas de guerra, guerra de guerrillas, operaciones de comandos, la fourth generation war (4GW), guerra psicológica, contrainsurgencia, resistencia, terrorismo, y muchos otros temas cuyo conocimiento debería ser necesariamente del dominio público, porque de lo contrario es muy difícil entender más o menos el mundo de hoy y lo que es más importante, el de mañana, pues al ritmo que vamos pensar por adelantado es la constante.
Y cuando titulo este post sopa de temas es por algo muy concreto, algo a lo que quizá, de buenas a primeras no se le ve ni pies ni cabeza con respecto a la idea contenida en el párrafo anterior, pero que -si continúan leyendo- ya verán la evidente relación. Tan revueltos como mi cabeza en los últimos días, así son la mayoría de los medios informativos mundiales, no solo porque así es el mundo, sino porque la manía de ser futuristas presta muchas columnas para la especulación, disfrazada de calidad noticiosa, apoyada por la publicidad o propaganda.
Sopa de temas es lo que hay en todos lados, porque se sabe de todo y a fin de cuentas no se sabe nada. Unos quieren saber más y otros que se sepa menos. Mientras que la sociedad celebra el haberse ganado títulos como “sociedad de la información” o “globalizada”, por fantásticas innovaciones tecnológicas y avances que permiten sin duda un mayor acceso a la información, entre otras cosas; los apoderados de las estructuras de gobierno, los medios de comunicación y los grandes empresarios, conocen bien el peligro que esto supone y harán lo posible por no tener que ceder o perder su propio espacio y mucho menos negarse la posibilidad de expandir (cada uno) su propio imperio, por muy grande o pequeño que sea.
Entonces, como saben que el big deal es la información, porque es lo que quiere la gente, aunque muchas veces no saben ni para qué, pues en el fondo se trata de un huevito más que puso la gallina del consumismo; nadie quiere callar, todos quieren aparecer en las páginas, audios e imágenes de los medios, sea como sea, cueste lo que cueste. Es allí donde todos quieren estar, porque es a la mente de las personas donde desean llegar en busca de apoyo para lo que sea que necesiten (mantener su espacio de poder o ampliarlo), y es en las despreciablemente llamadas “masas” donde seguramente, con métodos propagandísticos, lo van a conseguir.
Por eso la sopa, por eso la variedad, por eso se ve de todo, sólo son cortinas de humo; porque mientras todo confunde aparentemente a todos (valga la redundancia), unos cuantos sí saben de qué va la cosa, pues nada más y nada menos son los motores que impulsan esa conveniente falta de claridad en lo que sucede a nuestro alrededor, son los autores de esta desinformación global que vivimos. Seguir creyendo que mientras más acceso tenemos a la información más informados estamos, es volver a aquel juego de situaciones y palabras que llevaron a decir a Sócrates: “yo sólo se que no se nada”.