Esto sí que es un tema
Pensando en libertad
Si hay un tema que me crispa los nervios, especialmente los cerebrales, es el del libertinaje. En un principio se trata comentar un poco sobre la libertad, pero es preciso dar un giro y hablar de lo que no es referente a ser verdaderamente libre. Para ver si a la inversa obtienen la directa.
Me molesta, tanto como un necio que no da razones a sus “posiciones” testarudas y tercas dentro de una discusión seria, la equivocada interpretación de la libertad que nuestra sociedad ha ido –de paso- empeorando con el tiempo, en especial con eso de “ten derecho a todo”, incluso a quitarme la vida.
Ahora –y desde hace tiempito- ser libre significa poder hacer con mi vida lo que me da la gana, sí claro. Ilusos, la vida no es nuestra del todo. Cuesta reconocerlo, es verdad, pero así es. Y lo que no cuesta reconocer es la soberbia que los conduce a pensar y creer, lo que da más lástima, que la vida les pertenece absolutamente.
Si la libertad fuese solamente la capacidad de elegir ¡que poco sería! Mira, no es por fastidiar, pero todo tiene un fin, ¿y la libertad es un medio como cualquier otro?, no. Es prácticamente el medio por excelencia para alcanzar la perfección humana, para ser mejores personas. La libertad es la capacidad para “elegir el bien”, y si es correctamente ejercida nos hace mejores, sino nos convierte en esclavos de lo contrario, lo peor.
Esa maravillosa capacidad de elegir el bien depende de nosotros, en tanto está sujeta a nuestra inteligencia y voluntad. ¿Quitarme mi vida es voluntario?, sí, pero sobretodo poco inteligente. Muchas veces, las personas que opinan sobre temas como este suelen hablar muy en tercera persona, porque vieron Mar Adentro o cualquier otro caso hipotético, pero por lo general nunca han vivido de cerca un caso en el que alguien desee quitarse su vida, y si lo han hecho, porque es su caso, o el de algún familiar, tres cosas les digo: depresión, confusión y sentimentalismo.
Las personas que quieren acabar con su propia vida casi siempre lo deciden en momentos de depresión crónica, no lo invento ni lo digo sólo por justificar a diestra y siniestra, consulté especialistas, psiquiatras, psicólogos y así es. Quienes contribuyen a la muerte de familiares, seres queridos o cercanos por aparentes razones de peso, como es el caso de la eutanasia, por lo regular se sienten motivados por un sentimentalismo empedernido y cegado por los afectos, que estando mal educados, no resultan muy amigos de la inteligencia y la voluntad, más bien le hacen imposible la conducción del ejercicio pleno de la libertad.
¿Y acaso yo tengo derecho a hablar con tanta propiedad? Sí, porque he sufrido depresiones crónicas… Y porque también me siento obligada a abrir ojos y destapar cabezas. Yo misma estaba confundida, lo cual es precisamente la raíz del problema: la confusión. Libertad no es hacer lo que me da la gana pasando por encima de una ley natural.
Si eres libre y te encanta jactarte de eso, reconoce que el paquete de la libertad incluye el de la responsabilidad, duermen juntitas. Si las intentas separar, pobre de ti. Mientras más dueño y responsable eres de tus actos, y mientras más conciente estás de estos vives más, así que la muerte que tanto anhelas para “ejercer tu libertad”, ya la empiezas a experimentar cuando eres irresponsable, cuando no sabes lo que es la libertad.
Sucede frecuentemente en la historia, durante períodos de tiempo más o menos largos y bajo la influencia de múltiples factores, que se obscurece la conciencia moral de muchos hombres (…) ¿No vive el hombre contemporáneo bajo la amenaza de un eclipse de la conciencia, de una deformación de la conciencia, de un empobrecimiento o de una “anestesia” de la conciencia?