domingo, mayo 20

El problema de los intereses


Tiene muchos nombres, se presenta de muchas maneras, se viste de gala o casual, aparece en los diarios, se acuesta con la vecina, va al colegio, compra en la bodega de la esquina, está aquí y allá, probablemente lo rozamos hace unos minutos sin darnos cuenta. El asunto no es propiamente preocuparse por lo propio, sino afectar –joder la vida- considerablemente a un buen número de personas por “un capricho”.
(Se dice del capricho: idea sin razón, deseo vehemente, antojo, obra de arte que rompe con las reglas establecidas.- ¡Vaya arte si el antojo que rompe con lo establecido es el de fastidiarle la vida a los demás! por una razón extremadamente individualista, tanto así que pasa a ser nula, dejando de tener razón y convirtiéndose en un absurdo querer).
Pregunta: ¿Qué tantas personas tienen que ser para considerar un problema defender los intereses particulares?
Respuesta: Pero es que no es eso y ni siquiera el hecho de que sean “personales”, porque el asunto es gremial. Alguien tiene que decirlo (momento heroico del texto): es egoísmo en su más pura expresión. ¿Aún no entiendes?...
Lo que un día es azul, rojo, anaranjado o incluso incoloro, mañana es verde, sólo porque hay quienes les gusta este último color y tienen el poder de vestir de verde todo lo que les provoque. Dicen que es el color de la esperanza, también el del dinero. (¿Quizá porque la sociedad de hoy todo lo espera de un billete? quizá…) Buenas cosas se han inventado, con buenos fines, con buenas ideas. Basta que llegue la señora “esperanza” vestida de “verde” (como el dólar) y el curso de la historia cambia… (o ¿debo decir “sigue su vía”?)
¡Qué difícil es encontrar el día en que el dinero empezó a controlarlo todo! Un papel que negocia conciencias o un metal con el que se compran almas. Cree que está por encima de lo que ni siquiera puede medirse en términos de precio, cree que puede equipararse al valor de valores y jura que la virtud es opulencia.
Sólo 2 ejemplos (para no extendernos mucho):
1) “El concepto de ciudadanía nacional desapareció virtualmente en Europa durante la Edad Media, reemplazado por un sistema de derechos y obligaciones feudales. En la Edad Media baja y en el Renacimiento, la propiedad de ciudadanía en varias ciudades y pueblos de Italia y Alemania se convirtió en garantía de inmunidad para comerciantes y otras personas privilegiadas de los reclamos y prerrogativas de los señores feudales”. (Enciclopedia Britannica Online).
2) “Los derechos de autor nacieron con la invención de la imprenta. En aquellos tiempos, el control de la expresión de las ideas era fácil porque muy pocos podían costearse los instrumentos necesarios para multiplicar las obras. Era a los que podían, a los editores, a quienes iban dirigidas estas leyes. Los ciudadanos no eran los destinatarios de las obligaciones y prohibiciones de los derechos de autor porque la posibilidad de reproducir obras intelectuales no estaba en sus manos. Los avances tecnológicos ponen eso del revés. Las fotocopiadoras, los casetes y ahora los ordenadores e Internet han convertido en vapor la ya de por sí inmaterial obra intelectual. La posibilidad actual de hacer copias rápidas y baratas hace que hoy las leyes de propiedad intelectual tengan como principales destinatarios no a los editores sino a los ciudadanos. La propiedad intelectual se ha volatilizado y se escapa entre los dedos de los que ayer la controlaban. Para frenar esa situación las leyes fingen sólido lo que es gaseoso y convierten en propiedad privada algo que no se puede poseer. Bajo la careta de la defensa de los derechos de los autores se encuentran las empresas que más han hecho por esclavizarlos. Tras el lema “protejamos a los creadores” hay realmente un ansia privatizadora en la que la persecución a millones de ciudadanos por el intercambio en P2P es sólo una batalla más de las muchas que se están librando”. (David Bravo, “Copia este libro”)
El problema de los intereses particulares es asunto de egoísmo, pero no sólo es eso, sino que paradójicamente, lo único que quieren compartir quienes los tienen, es ese deseo egoísta. No podía ser de otro modo. Es el lobo disfrazado de oveja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si el interes particular es el problema, el interes particular es la solucion.
Si el interes particular es compartido, entonces no hay problema.
Si la oveja sabe quien es, la oveja reconoce quien es quien.
Si la oveja no sabe quien es, la oveja esta disfrazada de lobo.