viernes, septiembre 14

Actitudes razonables, razones cuestionables

En medio de una crisis marital, luego de pensar y repensar su situación, barajando las posibles consecuencias y repercusiones de aquello, una chica le pregunta a una completa desconocida…

- Señora… ¿qué no se le puede perdonar a un hombre?

Con un tierno semblante, esta mujer emanaba paz, tranquilidad y hasta sabiduría. De cualquier manera, sin importar quien fuera, la joven sólo quería su opinión y escuchar otras palabras diferentes a las suyas dándole vueltas en la cabeza. La señora con cara de extrañada, pero sin la intención de conseguir el por qué de aquella pregunta respondió:

- Bueno hija, a un hombre se le pueden perdonar todas las mujeres habidas y por haber…

Y en ese momento, justo después de escuchar tales palabras, la joven dudó de haber escogido a la persona indicada para ponderar su situación con la “sabiduría” de aquella mujer… Creyó que lo que parecía sabiduría debía ser más bien estupidez y fueron suficientes esas primeras palabras para decidir no seguir escuchado a la noble consejera. Mientas la mujer continuaba hablando, la chica pensaba con un asombro interior que pocas veces la había golpeado tan fuerte…

[Hay que ser bien ca$%ón…- Después se quejan. ¿Cómo pretender fidelidad si justamente es lo contrario lo que se permite con semejante deportividad? No lo puedo creer. Por eso estamos como estamos, nos quejamos de los problemas y no solo somos parte de ellos, sino que dificultamos enormemente su solución...]

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