domingo, agosto 20

La eutanasia no es un show

Recientemente, a propósito de un taller sobre el análisis de contenido, se nos pidió a un grupo de estudiantes de comunicación social ver la película Mar Adentro, y con esto encontrarnos una vez más la ocasión de plantear un tema bastante delicado: el valor de la vida.

En principio parece ser la eutanasia el tema central no sólo de la película, sino también del debate mundial que ocurre en diferentes partes del mundo desde hace varios años, especialmente en Europa. Países como Holanda han legalizado esta práctica, mientras que otros aún lo tienen en discusión considerando que su resolución es determinante para el “progreso”.

Previniendo lo que algún día pueda suceder en nuestro país, no está de más reflexionar sobre el sentido que debe envolver el tema de la eutanasia. Por esto, en primer lugar es preciso evitar toda trivialidad al estudiarlo, y para esto, no se puede limitar la discusión a los diferentes casos que han existido, su razón o cualquier otra cosa. Debemos reconocer ante todo, que lo determinante del asunto no es la toma de una decisión que de paso, se inclina a la legalización de un acto mortífero.

Partir del punto en que cuestionamos lo incuestionable, es comenzar a transitar el camino equivocado. Son muchos los estudios antropológicos que manifiestan claramente la importancia de entender prácticas como el aborto y la eutanasia, como un producto del no a la vida y esta sí que es un derecho incuestionable.

Vienen al caso las siguientes palabras de Kant: “las cosas pueden tener un valor. Pero todo valor tiene su precio. Los hombres no tienen valor sino dignidad. Y por dignidad se entiende lo que no puede tener precio alguno, porque es sujeto de toda valoración y por ese motivo no puede tener valoración alguna”.

Al hombre, a la vida humana, no se le puede poner un valor, un precio y en consecuencia, mucho menos pueden establecerse pautas que determinen el grado de dignidad o valor que tiene la vida, porque esta en sí misma lo vale todo, porque es ella el “valor” y la referencia para valorar. No se puede poner precio al mismo precio.

Entonces es una verdadera pena el hecho de que seamos los seres humanos quienes restemos a la vida, a nuestra vida, la dignidad. El mero suceso de debatir sobre el permiso para matarnos es, además de insólito y para nada progresista, una falta de consideración para con nosotros mismos a cuenta de un intercambio de valores, de un nuevo orden. Ahora la muerte está por encima de la vida.

Y si la ley pretende ser justa sin darse cuenta de que la eutanasia es una injusticia, qué será de quienes acudimos al dictamen. Pero entender esto es imposible si todavía se piensa que la vida es una cosa subjetiva, un ideal y no una realidad objetiva a la que no somos ajenos ni siquiera porque pretendamos serle indiferentes.

¿Y cuáles son las razones para defender la vida?. La vida es una de esas verdades cuya trascendencia no podemos tapar con un dedo porque nos abarca enteros y más, porque sería estúpido pretenderlo y en definitiva, porque nos posee. No somos dueños ni siquiera de nuestras vidas. Y esto es una realidad que –aunque a veces no queramos- tenemos que aceptar reconociéndola humildemente. De lo contrario considerémonos fracasados, comenzando por la correspondencia a nuestro origen.

Una de las pocas ideas lógicas que se pueden asomar en esto de la legalización de la eutanasia, es la que permite entender por qué la sociedad se encuentra en esta decadente situación. Si se trata de justificarla y no de erradicarla, no debe parecernos extraña la idea de querer tapar el sol con un dedo: después de todo es una simple estrella, su tamaño no es tan grande como creíamos y ante su poderosa luminosidad nos cubrimos los ojos o que-se-yo… hasta argumentar sin ninguna consideración sensata que el dedo puede más y punto.

La grandeza de la vida no vamos a encontrarla como en el sol en su tamaño, luz, forma o en cualquier otra característica física, porque el sol es tangible y la vida no. Es esta la razón por la cual la vida simplemente hay que vivirla: ella misma es su grandeza, ella misma es su trascendencia y por lo tanto, nada más que vivirla puede hacerla valiosa. No caben categorías de dignidad en el significado de una vida.

Y si todavía insistimos en apreciar la vida como un bien del que podemos adueñarnos por completo y no como una verdad trascendental para cada ser humano, pensemos qué vale más: vivir o morir. Pero no sigamos convirtiendo a la vida en la actriz principal de una obra que tiene por protagonista a la muerte y como escritor estrella el hombre.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Que interesante que toques este tema, tienes mucha razón en todo lo que dices.

Será que el hombre se ha autorizado el mismo para decidir por Dios, es qué acaso ya no existe un ser supremo para decidir el momento que tiene que permanecer en la tierra alguién... o es qué nos creemos con más poder que él.

Dejo una pregunta al aire: ¿tú decidiste cuándo nacer?,´cómo ya se tu respuesta, no crees que es ilógico pensar que tú decides cuando morir.

Anónimo dijo...

La vida es un regalo de Dios, hay que amarla, cuidarla y defenderla, debido a que, este es el vinculo más fuerte que hay con Dios, y cómo él es tan bondadoso nos dió un extra: LA LIBERTAD, que no es más que la capacidad que tenemos de elegir pero jamás de destruir.

alairelibrevzla@gmail.com dijo...

Exacto... pero de elegir y elegir el bien, porque sólo eso nos libera realmente. Gracias por la visita

Anónimo dijo...

Claro corrigo, la libertad es: un derecho natural de la persona, sin importar la edad, sexo, o cualquier otra diferencia de otra índole.

La libertad puede entenderse como la capacidad de elegir entre el bien o el mal responsablemente. Esta responsabilidad implica conocer lo bueno o malo de las cosas y proceder de acuerdo con nuestra conciencia, de otra manera, se reduce el concepto a una mera expresión de un impulso o del instinto.

Al igual que en otros aspectos de nuestra vida, el abuso se convierte en un actuar conforme a nuestros impulsos, sin reconocer barreras, límites, moral o ética, es decir, se convierte en libertinaje.

El mal uso o abuso de este derecho, siempre tendrá repercusiones en nuestros semejantes. Es inconcebible pensar que nuestro proceder es independiente y único.

La Libertad no se construye. No es como en el caso de virtudes como la perseverancia, la fortaleza o la paciencia que requieren de un esfuerzo constante y continuo para hacer de ellas una parte integral de nuestra vida. La libertad se ejerce de acuerdo con los principios fundamentales que nacen en la conciencia, en la familia y en la sociedad.

Tal es la magnitud de la libertad, que ni Dios la condiciona o restringe, pues forma parte de nuestra naturaleza; sus mandamientos son una guía con la cual se puede ser más humano.

alairelibrevzla@gmail.com dijo...

Estoy de acuerdo.

alairelibrevzla@gmail.com dijo...

¿Por qué anónimo(a)?

Anónimo dijo...

si eres libre realmente... entonces no veo por que no poder disponer de la propia vida.. pues es lo unico que realmente nos pertenece !!y si me la quiero quitar y existe alguien que me lo impide, entonces no soy libre !!!

Anónimo dijo...

si eres libre realmente... entonces no veo por que no poder disponer de la propia vida.. pues es lo unico que realmente nos pertenece !!y si me la quiero quitar y existe alguien que me lo impide, entonces no soy libre !!!

Anónimo dijo...

jajaja tiene alguna importancia quién lo dice o lo qué dice... además yo no fui la de la ídea... y creo q ya sabes quién es...

Anónimo dijo...

Usuario anónimo dos... ya q me quitaste mi anónimato y no quiero q me confundan...

A ti no te pertenece la vida, tú no te la diste ¿o si?, cuándo entiendas eso claramente, te darás cuenta que tú no decides sobre ella así como así.

P.D: Erika seguro te lo explicará mejor que yo (ella es la dueña del blog)

alairelibrevzla@gmail.com dijo...

El que dispongas de tu vida no tiene que ver con tú libertad. Precisamente, dispones de bienes que han sido añadidos a tu vida, la libertad es uno de ellos, de hecho es uno de los mayores bienes. La libertad es para vivir, no para morir. Suicídate un ratico y después regresas a ver qué tal, a ver qué es mejor???... Te parece??. Total, la vida "te pertenece absolutamente", seguro que podrás ir y venir a tu gusto, así como tienes "la libertad" de esclavizarte a la muerte por una terquedad...

alairelibrevzla@gmail.com dijo...

Usuario anónimo 2 o uno, ya ni sé: el que entiende que la libertad no es quitarse la vida. Por favor identifícate así sea como pepito porque me confunden... y puedo terminar soltando sapos y culebras a quien no se lo merece. Aunque lo dudo... trato de mantenerme paciente...

Anónimo dijo...

Para quién quiera ahondar un poco más:


http://www.encuentra.com/documento.php?f_doc=2708&f_tipo_doc=9